Mi contradicción con Calm: Eligiendo bien los KPIs.
Se acabó el año y vino como siempre el tiempo de los recuentos y de las resoluciones, de redefinir objetivos y propósitos del año que comienza.
Por eso me pareció un momento oportuno para hablar justamente de eso de lo que todos hablamos en esta época, de los KPIs (Key Performance Indicators) y de los OKRs (Objective and Key Results) y de eso que proponemos en nuestras estrategias para las marcas, las empresas y en esta temporada, también para nuestra vida personal o profesional. Básicamente es una pregunta o tres: ¿qué es lo que quiero lograr, qué haré para lograrlo y cómo voy a evaluar si me estoy acercando a eso? Parece simple, pero puede resultar engañoso.
Hace casi tres años, durante un maravilloso proceso de coaching con Alejandra Silberman, uno de los grandes descubrimientos de esa experiencia (o “takeaway” hablando en marketer) fue el concepto de Mindfulness. Un concepto al que claramente no llegué como “early adopter”. Pero nunca es tarde para descubrir algo tan esencial para la vida como la conciencia. Respirar. Meditar. Conectarse con el aquí y el ahora. Tremendas metas!
Lo curioso del caso es que para poder profundizar en esa disciplina, no se me ocurrió mejor idea que descargar la app Calm (https://www.calm.com). He aquí la contradicción: descargarme una app para desconectarme del smartphone y el mundo que me rodea a través de una meditación de 10 o más minutos que transcurre curiosamente en el equipo del que me quiero despegar. Pero era por una buena causa y, reconozco que me ha funcionado de manera maravillosa.
Mi Objetivo era tener un momento al día de respirar y los resultados que esperaba eran reducir el stress y estar un poco más relajado. Algo que según mis stakeholders más importantes, o sea mi familia, se ha ido notando con el tiempo. Hasta aquí el resultado se supone que es exitoso. Pero claro, esto es un proceso, y es una estrategia de largo aliento que terminará justamente el día mismo en que deje de respirar, literalmente.
Pero como los desarrolladores de la app saben que esperar a mi funeral para saber si lo logré no es muy optimista, prefieren ir dándome un informe diario de mis “KPIs”. Un dato muy simple. Medité o no, cuánto tiempo seguido llevo haciéndolo y cuál ha sido mi racha más larga. De hecho ayer me llegó un informe del año, para animarme con el resultado de mis 355 sesiones de al menos 10 minutos cada una. Puede leerse como un logro o como una frustración. Después de todo, el año tiene 365 días, o sea que hay 10 días que no lo hice, lo que equivale a un 97,3% de logro. En términos duros, no logré el 100%. ¿Éxito o fracaso? Y pensando en eso, llegué a una segunda contradicción: ¿por qué la obsesión con alcanzar el 100% de un logro que no debería medirse cuantitativamente sino que curiosamente debería ser más exitoso cuanto menos me importe el resultado al que llegué porque estoy conectado con la esencia y no con la cantidad?
Cuando caí en la cuenta de mi autoengaño entendí qué mis propósitos para el año que empieza van a empezar por ser mucho más crítico y analítico con los KPIs y OKRs: es bueno medir lo importante, pero no porque se pueda medir un resultado, será un dato relevante para lo que quiero lograr. Por lo pronto, me propuse como meta escribir un poco más, así que mi KPI para el 2019 en este punto será que al menos una vez al mes debería estar subiendo esta columna.
¿Cuáles son tus OKRs y KPIs para el año?
Gabriel Jefferies es CEO de Mayo Chile. y VP de Planning Regional BCN Mayo.
Gabriel es CEO de Mayo Chile y VP de Planning Regional BCN Mayo. Con más de 20 años trabajando en comunicaciones y publicidad, ha estado involucrado en la estrategia, diseño, construcción y comunicación de marcas en las más diversas categorías, tales como Apple, McDonald’s, BancoEstado, CasaIdeas, adidas, Clorox, Principal Financial Group, Nissan o MasterDog, por mencionar algunas.
Es parte del consejo directivo de APG Chile. Su pasión por el planning y la estrategia lo motivaron a ser profesor en diversas escuelas de publicidad, como la UDP, Uniacc, Andrés Bello y Brother.
Además, desarrolla y conduce charlas, workshops y asesorías estratégicas para empresas, fundaciones y proyectos de todo tamaño. Está casado con Juliana y tiene cuatro hijos. Fan de la bicicleta, de Cortázar y Murakami. Es Argentino y vive en Chile desde 1996.